viernes, 2 de julio de 2010

Personajes pintorescos de Tiquicia


Personajes pintorescos de mi Costa Rica

Muchas personas han escrito sobre personajes callejeros de barrio, como Zacate, Azulito, Sinatra, Murillito, Católico, Muñeca Solano, Nene, Don Roque, María Aguacates, Rafela, Cazadora, Tiovic, etc...

No voy yo a escribir también sobre ellos, aunque sí tengo algunos recuerdos especiales que podría compartir, pero me parecen personajes dramáticos y artìsticamente manoseados por escritores más duchos.

Más me interesa describir a otros personajes, un poco más cuerdos o menos mencionados, cuya imagen tengo grabada y que muchos de ustedes pueden haberlos visto en el San José de nuestra juventud.

El Elegante:

Este es un afrocaribeño delgadito, de baja estatura y cuyas características principales eran el sitio donde se ubicaba y el atuendo que llevaba.

El 21 de enero del 2006 lo ví llegar a un supermercado de Tibás con el mismo atuendo, sin parecer lo viejo que debe ser, acompañado de una mujer con un cuerpazo vigoroso y bien formado. Quise abordarlo para preguntarle su nombre, pero ese toque lo dejo para otro momento en que no me de pena.

A principios de los años 70, El Elegante se sentaba en un banquito alto de la soda Malé, contiguo a la Librería Universal.
Esa soda era especial, recuerdo haber visto ahí caras hoy famosas, como Maribel Fernández (Guardia) y Jeannina Facio, haciendo sus primeras armas en la vida social, el pintor Gerardo Valerio haciendo flores con el papel dorado de las birras, etc.

Él escogía una mesita tipo bar, junto al ventanal, sitio que le permitía dominar el interior de la soda y el paso de los transeúntes; parecía el dueño del rinconcito. Solo se lo ocupaban las personas que ignoraban su preferencia, pues los que lo sabíamos, le respetábamos el campito.

Muchos jóvenes se acercaban a hablarle y a conversar con él; yo no sabía de dónde venían, no conocí nunca a ninguno. Ellos se marchaban y él continuaba sentado, con una pierna descanzado sobre la otra, derecho y con su taza interminable, posiblemente un cafecito o el delicioso chocolate que había en esa soda.

Nada de malicia en esas relaciones; simplemente, un enigma.

A veces podía verlo cuando transitaba por la avenida central rumbo a su chante, con caminado lento, increíblemente rítmico y con la elegancia que le caracteriza; a veces acompañado de una muchacha bastante bonita.

El Elegante vestía casi siempre de kaki; pantalón acampanado, ajustado al talle, una especie de chaqueta que sobrepasaba la cintura y cubría las bolsas del pantalón, un bastón fino, oscuro como el ébano y un sombrero redondeado, con un botón en la cima. Sus zapatos, posiblemente botines, tenían tacón cubano probablemente para ayudarle a alcanzar la estatura deseada.

Un ropaje igualito al que usaban los africanos que tenían alguna autoridad formal, según las películas de Tarzán.
Si a eso le agregamos la personalidad y mirada noble y penetrante, no podemos dudar de que se trata de un personaje pintoresco del San José de los 70´s.

Nunca crucé palabra con él, pero siento amistad por su entereza, por mantenerse incólume en su aspecto pese al paso de los años.

Bueno, y llegó el día y me le presenté, se llama DHEAN-GORDON:




20090624-Dhean-Gordn (0)



El Macho:

El Macho era un tipo alto y fornido, atlético, de aspecto centroeuropeo, con toque cosmopolita, que escogía ciertos sitios de la avenida central para mirar pasar la gente.

Usaba pantalones claros y de buen corte, camisas deportivas de colores alegres, lisas, medianamente desabotonadas pero no lo suficiente como para perder un ápice de elegancia.

El parado siempre era con la pierna izquierda levemente adelantada, ambas piernas separadas como quien sabe aplomarse para no perder equilibrio y con las manos a la cintura, exibiendo los brazos musculosos y belludos, dando una apariencia de seguridad en todo el individuo.

El rostro era claro, bien afeitado, ojos cafés bastante claros, cejas pobladas, pelo macho con entradas pronunciadas que en vez de dar aspecto de la cercanía de la calvicie dan a entender que es una persona pensante, crítica, amante y capáz de la aventura.

Pasaba horas mirando pasar a las jóvenes, cual aguilucho en celo y de vez en cuando uno lo miraba caminar con lindas mujeres, nunca uniformadas, y la imaginación decía que las había abordado, que no eran conocidas, pero que tenía el valor y la suerte de que admitieran su compañía y que estaba a punto de convencerlas de aceptarlo para quién sabe qué intimidades.

Uno lo veía tal vez allá por Sears o la Lehmann, curiosamente siempre en la acera norte de la avenida, y cuando terminaba de hacer el mandado, lo volvía a ver, impertérrito, llevando sol o escapando de la lluvia bajo los aleros que abundaban en los edificios de la capital.

Hubo un tiempo que lo ví en un carrazo, una especie de Camaro o Mustang, descapotado (no podía ser de otra forma para lucir su varonil figura), frecuentemente acompañado de damas lindas.

Desapareció, seguramente por haber cambiado el estilo de sus asechanzas o porque cambió su estado civil, pero era un tipo que uno, muchachillo, deseaba imitar de tanto imaginar los lances que llevaba a cabo.

El 10/05/2006 me encontré a Víctor Hugo Bolaños, otro personaje de aquella época, quien me dijo que “Chús”, el macho, se llamaba Oliver y que falleció hace poco tras muchos años de vivir al filo de la navaja en el San José del turismo libertino de algunos extranjeros que vienen al país a servirse con cuchara grande.



Barzuna:

Este era un negro enorme, grueso pero bien formado, que caminaba por las calles del centro de San José, siempre solo.

Usaba camisas de manga corta y de faldas por fuera, pantalones oscuros y zapatos negros, de suela suave para que colaborara con el suave balanceo de su formidable estructura, envidia de cualquier basquetbolista.

Tenía los ojos grandes y de mirar dulzón, lo cual acompañaba de una dentadura perfecta que le permitía sonreír amplia y simpáticamente, destacando, con este gesto, los camanances que invitaban a corresponderle.

Recorría las calles frecuentemente, sin que uno supiera a dónde iba ni de dónde provenía. Una que otra vez cruzó su saludo conmigo, sabedor de que me conocía de verme por ahí, no de que nos hubieran presentado.

El recuerdo más claro que tengo de Barzuna es una vez que estaba hablando con Guillermo Smith en la esquina noreste del mercado central y me sorprendió la forma en que Memo sostuvo, ralentizó la conversación para esperar el momento de cruzar un saludo con él, quien contestó simpáticamente.

Memo parecía haber mirado un mito viviente, pues se le notó la emoción y la satisfacción de que le correspondiera el saludo. Una anticipación de la idolatría que vendrían a despertar las estrellas del deporte y la farándula muchos años después.

Le dijo: -¡Barzuna!.- o algo similar, posiblemente un apellido anglosajón que no logré captar.

Un día que vea a Memo le voy a preguntar a ver si recuerda ese personaje y entonces les diré su nombre.

Llegó el día de ver a Memo Smith, un 05/05/2006, en la cocacola, él esperaba el bus de Santa Ana y yo el de Naranjo.

Me reafirmó el apellido del personaje descrito y me dijo que podía averiguar sobre él si iba al edificio del hospital Calderón Guardia, pues dentro hay un casa donde viven los Henry, familia con la que está emparentado el amigo Barzuna.

Bueno, cuando vaya tendrán noticias del misterioso personaje.



La Gorda de las Revistas:

¿Quién no oyó hablar del Gordo de las Revistas?, claro, un señor bastante gordo, siempre con traje entero mal acomodado porque no podía ocultar sus redondeces: el fundador de La Casa de las Revistas.

Él vivía con su familia en la calle 1, entre avenidas 10 y 8 y a mí me tocó pasar junto a la puerta de esa casa durante mis primeros cuatro años de escolar, pues la Juan Rudín quedaba detrás de la catedral, en el antiguo Seminario.

Pues, bien, tenía una hija como de mi edad, bastante gorda como sus padres y hermano.
Esa niña metía mucho alboroto y como era enorme, nos causaba miedo con sus enjaches.

Nunca olvido cómo el miedo me pasó a terror una vez que le estaban pegando y entonces cogió un puño de tortillas, las metió en el balde que usaba su padre para lavar el carro y las comenzó a morder furiosamente, riendo histéricamente.

Eludió a su madre, que venía a seguirla castigando y se metió al cuarto, atacando las persianas y haciéndolas añicos en medio de una gritería y graznidos espeluznantes.

Palabra que yo corrí los 200 metros que me separaban de la casa y los siguientes días lo pensé mucho para pasar; lo hacía rápido y por la acera del frente, por la casa de los Espinach.

Ese temor me persiguió unos días, pues luego se mudaron para nunca más volver a ver esa tétrica familia.



Johnny Beckles:

El 01/07/2010 encontré nuevamente a Hugo Bolaños en el másx- de Tibás y le dije que me refrescara la memoria con Johnny Beckles, pues tan solo tengo una vaga imagen de un individuo parecido a Jimmy Hendrix.

Dice que iban a la Soda El Prado, esquina de la calle 2 con avenida central. Ahí se la pasaban hablando y hablando paja.

Al salir, Johnny se colocaba frente a un espejillo de AlkaS que pegaron a la entrada de la soda y se recorría el afro con las manos, como quien no quiere espinarse.

Se bamboleaba coquetamente y decía: _qué bien que estoy... hoy van a sufrir las chiquillas.

Y así se marchaban a meterse a algún baile sin invitación previa.



Bordallo, el hombre que se mimetizó ante el barrio:

Bueno, ustedes saben que mi Barrio La Dolorosa es un lugar que desde sus inicios estuvo influido por la disciplina que infundían Los Dominicos, esa es una de las razones de que todos los habitantes tuvimos las mismas raíces.

Sin embargo, por esos dramas sociales de la vida moderna, nuestras seguras calles y la actitud indiferente de los dolorosinos dieron pie a que poco a poco se fueran instalando bares de vida nocturna en los que se refugiaba todo tipo de viciosos y viciosas, amparados también a la oscuridad de dichos establecimientos, allá a finales de los 60´s.

Nada que ver con nuestras honorables "pulpería y cantina" de inmigrantes italianos como los Motta y muchos otros, en las que se vivía un ambiente familiar y tranquilo. Para muestra pueden visitar las todavía agradables cantinas La Bohemia y La Nueva Lira, ambas en calle 7, avenidas 10 y 12 (esto no es un comercial).

Les decía que se dio una invasión que culminó con los recorridos nocturnos de una suerte de gentecillas ataviadas de las maneras más chillonas, disimulando el sexo natural que poseían... y, lamentablemente, asediadas por gran cantidad de "clientes" que deambulaban en sus vehículos.
En el día, esos clientes eran señores respetados, casados y con hijos, pero en las noches se levantaban a esos jovencitos amanerados y muchachas para desenfrenar sus desviaciones.

Entonces, nosotros estábamos acostumbrados a etiquetar rápidamente a cualquier persona con solo verla (diurno-nocturno, exceptuando a los mencionados "clientes", que engañaban a todo el mundo... menos a Dios) y casi no fallábamos. Pese a que no desarrollamos nunca un programa de rechazo para erradicar esos sitios y gentes, había una corriente de desprecio que se hacía notoria.

Cuando el dentista Alcides Arguedas se marchó del barrio, su casa fue alquilada para instalar un salón de belleza unisex, competencia de alqunos otros que había solo para mujeres, como el que estaba cerca de la Botica Hispana, en calle 0, o el Xinia de los Troz en calle 5, ave 14.

Decían que iba a ser administrado por el hijo de un destacado peinador de ambiente y la gente empezó a rumorar en contra del nuevo inquilino. Ese salón iba a quedar frente a mi casa, así que imaginen los comentarios que hacíamos los 7 hermanos.

Desde el primer día que llegaron los trabajadores, todo el mundo pasaba despacio para mirar el avance de la obra pues se notaba que se estaban gastando un montón de plata para transformar una casa-consultorio-dental en un salón moderno.

Poco a poco, de entre los rudos obreros, empezó a destacar un joven alto y delgado, con abundante melena y dotado de unos ojos simpáticos. Se fue haciendo amigo de la gente y algunas de nuestras damas empezaron a interesarse por el simpático albañil a pesar de verlo con ropas ajadas y sucio del acarreo y manipulación de materiales.

Recuerdo que para la inauguración del salón, llegó un poco de gente popof de quién sabe dónde y también las familias del barrio habían sido invitadas por el albañil que hasta se había visto favorecido con pequeñas atenciones en cuanto a refrescos y picadillitos durante el tiempo que permaneció en los trabajos.

No sé si hubo magia o qué, pero ese día pomposo en el que yo no participé, la gente del barrio se sorprendió en el momento en que Bordallo padre, conspícuo y refinado, dijo las palabras solemnes inaugurando el salón e invitando a todos a ser sus clientes; pero lo que cayó como una bomba fue el momento en que presentó a su hijo, pues en ese momento, las gentes vieron aparecer un tipazo alto y elegante, bastante elegante y lleno de simpatía, lo cual echó por tierra la antipatía que se pensaba iba a empañarle los negocios a Manuel Bordallo en el barrio.

Lo más gracioso de todo es que los sorprendidos vecinos notaron que ya habían conocido al nuevo administrador del salón, pues previamente su padre había dispuesto que él mismo trabajara en la remodelación del local.... sí, el albañil que todos conocimos y nos simpatizó, era Manuel Bordallo.





Y hablando con Víctor Hugo Bolaños hicimos memoria de otros ilustres personajes a los cuales se puede dedicar espacio, entre ellos:

Johnny Mora, de Acuarius,
Oscar Campos, instructor de Karate de los altos del restaurante Ana, hoy famoso cantante (Oscar Domingo).
Mono, mi amigo de la Vespa allá en los años finales de los 60´s. Creo que hoy es un famoso promotor de boxeo, tengo que confirmarlo.
Johnny Beckles, famoso por su afro, hoy dueño de un restaurante en Flamingo.
Armando, bueno para los catos, quien tiene un neogocio en El Pueblo.
Sincatex y Chiza (M.Rojas), parejilla inseparable, un par de carajos que siempre andaban metidos en líos de anécdota.
Embajador, un operario del taller de muebles de don Jaime Carvajal.
Bordallo, el que se mimetizó ante el Barrio La Dolorosa.







1 comentario:

  1. Soy escritora costarricense y me identifique con esta pagina porque yo vivia en el Barrio La Dolorosa. Estoy escribiendo un libro ahora en el que cuento la historia de Azulito. Me puede escribir a: aquariuscr49@yahoo.com
    Vivo en California y he escrito 5 libros. El que estoy escribiendo actualmente se llama Diay que Mae? Pura Vida?

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